jueves, 30 de julio de 2009

6. Esquizoide. Esquizotípico. Esquizofrénico.

La psiquiatría tanto como la psicología no tienen aún una fundamentación eidética. No son ciencias de esencias, sino de hechos. Dicen mucho del mundo y aún así no agregan un ápice de sabiduría a lo obvio de los acontecimientos. Así que recurren a la fuerza bruta. Tal y como me lo dijo mi madre, moralmente: “vas a venir, a las buenas, o a las malas”. Por supuesto, a mi me tocó a las malas.
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También recurren a las superdrogas. En verdad es un trueque absurdo, porque pretenden ellos imponerte el equilibrio y no más bien dejarte a ti mismo calibrarte y equilibrarte. Y yo ya me sentía como una pieza abierta de relojería. Vinieron a atraparme los muchachos mientras dormía pacíficamente en Monterluse. Me arrancaron de las flores y con hiperviolencia me anularon. Pero esa historia no fue tan divertida, de todas formas.

Yo sólo sigo la sangre. Esa vez perdí un diente cuando trate de romper los amarres que me sujetaban a la silla de ruedas. Vi al canino inferior derecho volantear echando sangre y caer al piso haciendo su tintineo. Y me exalté mucho y comencé a escupirle sangre a todos los que pasaban vestidos de blanco, hipócritas que juraban con Hipócrates. PERO AQUÍ NO SEGUIREMOS LAS LÁGRIMAS. Seguiremos otros fluidos corpóreos.
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La sangre es muy libre cuando mana. Ella sabe a donde va. Tiene su propia fuerza. A veces se sacrifica toda sólo para enseñarte algo, para señalarte, para recordarte: sí: eres guerrero, gran varón, asesino de ti mismo, ahora ya párala, descansa un poco. ¡Pero qué necio era el cerebro!
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CONTROL. Las órdenes son órdenes. Esto es una tautología.

miércoles, 29 de julio de 2009

5. CONTROL (Segundo Punto de Control).

Qué despistados éramos cuando pensábamos que nadie veía, si hasta el water hablaba con sus burbujas de agua, y Dios mediaba todas las comunicaciones, y los chuponeos electrónicos. Nunca encontraba a mis amigos, y yo los llamaba desde entre los inciensos olorosos, las maderas ahumadas y los tumores tóxicos – nunca los aceptaba, siempre esquivo de todos, como un señor apurado, siempre buscando el amor, siempre volviendo a la fábrica de música, a reposar a los tubos para meditar y hacer tierra (sí, yo era un aparato electrónico, casi un USB), y siempre arrastrándome hasta la cama.
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Un día estaba en los tubos, camuflado de verde y marrón entre las plantas. Las aves decían: “no te olvides de la filosofía” pero yo no dejaba de mirar el cielo y pensar en dios. Recordaba al viejo amigo que dijo diosmehaviolado y grite a los cielos ¡DIOS ES MI PUTA! También corrió mi sangre aquella vez. La miré detenidamente, luego la lamí y le dije: te amo.
No sé qué ha pasado con el tiempo. Heidegger tuvo muchos problemas en explicarse. La gente casi no podía mirarse a los ojos en aquellas épocas. Pero luego hubieron las tomas. Más feromonas, el cambio de estación. Las endorfinas, la testosterona y la adrenalina – OH, la naturaleza. Y todo se concibió así. Los muchachos crecieron con más confianza. Derribaron los muros de la universidad. Hubieron líos con la policía, con la prensa, con todo el mundo –pura cosa temporal intramundana. ¿Intrascendente? Pregúntele a Kant. O a San Pedro. Ellos saben.
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Además precedió a todo ello la Gran Revolución de los Imbéciles, liderada por el Jefe Imbécil, devenido en empresario jovencito y con planes de inteligencia justo frente a San Marcos. Y de por medio música, mucha música.
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El Mesianismo no es divertido. No lo prueben en casa. Menos aun si viven a la velocidad de los burgueses. Acepten los consejos bien intencionados. Analícenlos bien en sus mentes. Yo no escribí todo esto por las puras. Esta letra con sangre entra.
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Sigue la sangre, pues, el buen camino; mírala fluir bonito por los canales de tus venas. ¿Por qué pensaba con Michelángelo y veíamos mi cuerpo como su Capilla Sixtina? Las punzadas eran precisas, preciosas, y todo el cuerpo era un gran monumento que había que trabajar con esos pinceles-agujas. Cada agujero tenía su propio sitio y correlato en los brazos, su propia historia. Yo sentía en aquellas épocas mucha alegría de trabajar junto al maestro.
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Ya cuando erraba volvía a ser un principiante. Todas las voces pifiaban; ya no habían más grandes maestros, sino que uno quedaba sólo otra vez – “libre” – por así decirlo. Pero el proceso ya era irreversible. El líquido combustible era parte en la transformación del cuerpo. El cuerpo adquiría velocidad. Era un trueque engañoso del metabolismo. La fórmula, lo sé, no era perfecta: a cambio de herir mis riñones aprendí a pensar lo indescifrable con nuevas conciencias.

lunes, 27 de julio de 2009

4. CONTROL (Primer punto de Control)

¿Órdenes?
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No hay un nuevo protocolo. Sólo sigue la sangre. Pero ya estás escupiendo rojo, maldita sea. El tópico fue asaltado, y ahora todos están muertos y derramados por el piso. ¡Tienes que cuidar tu salud! Entonces se trata de algo así como de seguirte a ti mismo, o “todos síganme”, o mejor sigue esto: sigue la sangre. Dicen que los antiguos escupían para hacer algo así como un obstáculo contra los malos espíritus o demonios. Y yo escupí mi maldita sangre, pero vino un perro y la lamió y luego me movió la cola (esto último fue una hermosa mentira).
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La sangre manaba cada mañana con kantiana puntualidad en los baños más cochinos de los mercados del centro de Lima, o en las playas de estacionamiento, o en los baños de los grasientos chifas. Todo previo a la música. A veces olvidaba la música. Así que ellos la elegían por mí. Juro que elegían cosas terribles cuando me demoraba en salir, a manera de un apuro, pero hubo una vez en que escuché la voz hermosa de un señor cantor, un italiano, seguramente de inicios del siglo XX, y por más que pregunté, todos me desorientaban, y nadie me llevaba cara a cara con el HOMBRE de la música para preguntarle QUIEN es aquel que canta, de QUIÉN es aquella voz. Finalmente fui censurado de ese mercado porque me tomaba mucho tiempo en salir cuando entraba para destruir.

domingo, 26 de julio de 2009

3. | RITUAL |

..frente a la Virgen María Perrísima. Navidad Podrida. Chocolate excesivo. Pasta y maestros pasteleros de la Vía Expresa (estamos rezando). Hormigas que trabajan – yo me pincho con lágrimas por el dolor que siento. Porque otra vez perdí el amor..
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Preparen. Apunten. La Virgen y Leonardo da Vinci observan en la conciencia.. -¡esto devino en una prueba! ¡Qué oración! ¡Seré gitano! ¡Si a las justas podía con el miedo en mi interior! ¡LOCURA! ¡ESQUIZOFRENIA!

sábado, 25 de julio de 2009

2. VIVIA EN PAZ EN LOS TUBOS.

Pero la vida es como una terminal de trenes que se llena de gente que no conoces y VUELA a dios sabe donde. Lejos de los tubos hoy, moría en las calles. Yo era el borrachín en orines, y tuve que morir mil veces para entender que no era yo. Mi copiloto quiso que llamemos a una ambulancia. ¡El es un santo! Pero era absurdo. Sólo la fe lo regresó a la infelicidad de la Ciudad Amarilla.
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Los policías no decían nada. Sus carros estaban tan blindados que no podían ver lo que acontecía ahí afuera, en la ciudad, que estaban las putas maltratadas, los borrachitos caídos con sangre y pirañeados, los drogadictos pinchándose en las calles, a sus espaldas. No pasa nada aquí. Yo me santifiqué.

1.

Sigue la sangre. ¿Cuál? ¿La que fluye vergonzosamente de tu brazo? NO, IMBECIL. Sigue la sangre en el piso, ha pasado algo, quizás una pelea, o un perro que haya mordido a un maldito, tú lo sabes, así como en los sueños mandan, los perros saben a quien morder, así lo hacen –así lo hicieron conmigo = casi pierdo la mano aquella vez ≡ menos mal que sólo fue un sueño.
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¡OH NO! Pero si sólo es un borrachito tirado en sus propios orines. ¿Qué no es cosa común de ver en ese mugriento cruce de la Av. Colmena? Sí, con su loquito en la iglesia que de todos los feligreses hacía berrinches por roñosos y avaros. Y mientras los carros fluían con furia y rabia. Pero yo danzaba entre ellos, y nada me detenía hasta el óvalo 2 de Mayo y la Plaza Grau.
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Sigue la sangre. ¡Otra vez! La guerra, la paz, dios mío. ¡Y todo lo veo en mi brazo! Esto NO es mesianismo, pero me siento elegido por un momento. Así que me inyecto droga. Más droga, para ser precisos. Más todavía, si no se asustan, si me lo permiten, si no se incomodan con mi meditabunda existencia. Total, nadie ve.

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Te contare una linda historia..