miércoles, 3 de febrero de 2010

68. #mira por el balcón.

Por ejemplo esa vez estábamos yo y mi copiloto deambulando por ahí, y entramos a un edificio antiguo y desmesurado. De suelos viejos y asbestosos. Con un sótano de alfombra roja, pero inaccesible por un candado óxido. Nos pinchábamos en la cara de los inquilinos, sin respetar ni al conserje. Es más, yo quería pedirle que nos abra el sótano para explorar.
Pasábamos unos buenos momentos mirando desde los pisos más altos. Se veían por entre las columnas más edificios en similar estado, y queríamos visitarlos a todos. Disfrutábamos del sol y sus rayos cortados por las columnas. Hasta que apareció Luis por detrás de mí y nos asaltó con la pistola de su papá. ¿No te conté ya de esto?
Luis era un punk muy nervioso y sólo quería nuestras pertenencias. Parece que nos había estado observando desde días antes. Y se llevó mi cámara. Pero fue muy ingenuo. Huyó a su casa. Sólo tuvimos que tocarle la puerta (en el camino una vecina suya nos dio su nombre) Y salió toda su familia. Su padre era policía, su esposa una señora moral. El hijo era un punk perdido y la hija era una trampa bellísima, pero ignorante. Luis quiso pelear con mi amigo, pero pude aplacarlo. Les dije que sean prudentes, que no pueden ir asaltando gente con armas de esa forma, que eso era más grave que drogarse. Su padre accedió y me devolvieron la cámara para que nos vayamos. Mi copiloto no quiso esperar más y bajando las escaleras se volvió a inyectar. Como un perro que orina marcando territorio.

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