miércoles, 26 de mayo de 2010

99. #Hasta que aterrizó sobre el edificio Cailloma

Y espantó a una bandada de gallinazos con su caída. Notó de inmediato el hedor un perro muerto y se acercó a curiosear. Tenía una perforación en el pecho y le faltaba el corazón. Estaba totalmente desecado y los gallinazos no se lo comían. Parecía obra de los hombres y no de los gallinazos.

Chen dejó al perro y empezó a bajar por las escaleras, hasta que oyó ruidos de actividad humana. Había un grupo de punks haciendo fuego y escuchando a la banda Narcosis con una radio a pilas. Cerca de 5, al menos a la vista. No parecían peligrosos, pero si apeligrados, así que buscó evitarlos por otro camino. Dos pisos más abajo encontró a un locazo tío, cubierto de bolsas de plástico, y con una sarta de latas de conserva usadas amarradas en los tobillos para arrastrar. Dormía, y Chen se detuvo a observar paciente. Paciente quisiela dolmil, como él.

Pronto oyo gritos venir de los pisos arriba, las serpientes atacaban a los punks. Luego, los gritos se hacían más intensos y sexuales, gemidos. Eran las serpientes rosadas. Chen estaba seguro de que las serpientes se quedarían a divertirse con los muchachos así que siguió rumbo abajo.

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