sábado, 20 de marzo de 2010

75. *Diézmalos a todos - EOE

Miles de voces chinas y niponas gritando en furor espadachín y mi conciencia calma en los pisos de Buddha. Hago silencio y los pájaros chirrían: diézmalos a todos, y un gallo canta es importante, no te demores.

Y de alguna manera tratamos de hacer una reducción fenomenológica. Bien, empecemos. Aquí están los hechos. Estoy sentado y escribo. Sigo en la casa de reposo, y han acontecido algunos fenómenos, tanto de los humanos como del chirriar de los pájaros. El tiempo fluye, por supuesto. El reloj no está por aquí, pero sé que son las 4 pm. El tiempo envuelve todas estas cosas como una esfera. Así lo dijo Husserl: una esfera perfecta de problemas. Bien, yo no quiero reventar la pelota. Pero se está dilatando, aumentando su volumen. Pronto se que es todo el universo y su volumen no importa. Es esférica para contenerlo todo, sin embargo, se le escapa todo el vacío a su alrededor. ¿Qué hacemos con él? Podemos meditarlo un rato en silencio, y no hacemos nada. Nada es, nada hay. ¿Por qué tendríamos que hacer algo ahí? Pero no queremos retroceder, volver al tiempo, contarlo.. no. Quedémonos en ése éxtasis un momento. Intuyo que debo, o debemos saber algo ahí, algo acerca de él, de ese vacío, de esa nada, aunque hasta ahora no tenga otro valor que el de angustiarnos y recalcitrar en nuestras efímeras existencias. Porque dentro de la esfera somos infinitesimales. Pero fuera de ella, ¡fuera de ella somos infinitos! Y siendo la esfera misma somos límites continentales de toda la universalidad contingente.
El infinito está fuera de los bordes del tiempo. El tiempo es indefinido cuantitativamente, o pueden contar hacia atrás si quieren, ¡pero no podrá ser infinito porque precisamente necesita de la condición de infinitud para contar infinitamente! Estamos perfilando un universo de extensión limitada en el espacio y el tiempo, pero con la posibilidad esencial tanto de expandirse como de contraerse.
Ahora, ¿qué fuerzas manipulan estos cambios? La nihilidad expandió la conciencia para aprehender el universo en sus límites, enfrentándolo al vacío infinito. El deseo de hacer algo con él es la única fuerza que puede modificarlo: ya sea viendo más lejos con telescopios o colisionando estrellas hasta formar nébulas plasmáticas en que nada sea sostenible. Estamos ante el fenómeno y dos formas intencionales de la conciencia que lo modifican. ¿Es que acaso todo se trata de la maldita conciencia? Y sus estructuras y la forma en que éstas nos permiten visionar más nítidamente al puro ser. Es un día desastroso a las cuatro de la tarde y estoy sentado en el comedor sin comida. Las flores crecen. En el día, había un nuevo diente de león detrás de mí. Ahora que lo miro, se ha acabado, el viento se lo llevó todo. O algún transeúnte lo pateó. O lo pisó el perro.

Querido Buddha: éste estado de desequilibrio me conmueve y amenaza mis lágrimas. Pienso en el rostro demacrado de Séneca y no quiero sentirme resignado como él. Quiero fuego. Quiero todo. Dame tu jugo. Dame Poder, Esencia.

O dame droga, y sácame de aquí.

Extraño San Marcos, porque era muy permisiva. Hoy hable “toda la tarde” con un amigo sobre las clases del profesor Muñoz. Y luego hablamos de los terroristas. Están pululando de nuevo. Todo el VRAE esta lleno de militsos, pero los narcoterroristas la siguen. A mi amigo le mataron a un broder y su padre los emerretistas. Ellos sólo habían ido a cazar. Dicen que el señor líder emerretista le quitó su glock. El chico se llamaba Alex. Mi amigo dice que andaba armado en esos días: una escopeta calibre .12 recortada, y un revolver modificado para rondas de .357. La escopeta era de un solo cañón. Una “pajera” le decía. La compró en los EEUU y la contrabandeó dentro de los fierros de un trailer que habían comprado. Eran sus buenas épocas.

Y yo sólo hago mis planchitas y practico los golpes de velocidad. En verdad no sé en qué condiciones estaré para la guerra cuando llegue mi turno. Tal vez me vea obligado a diezmarlos a todos.

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