sábado, 14 de noviembre de 2009

30. Era una vez un índice de células muertas.

Y lo dices todas las veces que quieras. Era una vez un índice de células muertas. Un índice de células muertas. DILO TODO LO QUE QUIERAS. Érase una vez un índice de células muertas. Érase. Tornasol de idiomas. Y fue un borrado lógico. Y acaso también uno físico porque perdí un diente tratando de arrancarme las amarras con que me sujetaban el brazo derecho. El izquierdo rompió la silla de ruedas, y me por eso me inyectaron mucho. Creo que ya lo dije varias veces, pero que indignado estuve. Y les escupí sangre, y lloré porque sentí que perdí a mi medio hermano en lo medio que había de él.
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El descuido nos lleva al polvo, hermanos, al puto e irracional polvo estelar que alguna vez fue todo compuesto según la ley de la necedad causal Se trata de una ley universal ineludible e indiscutible, así que no nos detendremos neciamente en ella aquí, o quien sabe, tal vez ELLA nos detenga a NOSOTROS por ser LEY, y tener el conjuro axiomático típico de todo juego de lenguaje. Así que así será. Esta (la mencionada) será la regla general de todo futuro juego. Formalicemos esta ley.

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