Lince, ciudad de Lima. Otoño fresco. Una ciudad sin gentes. Esa fue su condición para entrar en el sueño. Tenía una caperuza marrón que la disimulaba entre los árboles y las hojas amarillas. Además cargaba una canasta, y se paseaba casi danzando entre los árboles, sola.
CONTROL. Despierto en mi cama, no tengo sueño. Me levanto y me encamino hacia las persianas, y miro por entre ellas. Ahí está, la veo. Dejo el cuarto y bajo del edificio corriendo para encontrarla. Me era desconocido entonces el motivo por el cual no había gente en la ciudad, ni animales. Solo ella y yo. Me acerqué más.
-Ola
-Hola. No nos vemos hace muchos sueños.
-No nos vemos hace muchas vidas.
-Hay algo de vida aquí, también-Diciendo esto me acercó su canasto. Estaba hecho de mimbres, y tenía algunos hongos verde-grisáceos en él. Y empezamos a pasearnos buscando más. Y hablábamos poco, pero todo era dulce en su voz. ¿En qué momento se fue? Su caperuza llevaba estampada una insignia: su insignia. Al igual que la guardiana turquesa, también cargaba un símbolo. En ella era un estandarte colgando de la lanza.
-Se te va a presentar alguien en el futuro, y debes tener mucho cuidado.
-Y porqué me dices esto, si estoy aquí contigo? Todo va a estar bien.
-Lo digo porque soy tu amiga.. y te amo, pero no estaré entonces.
-Te volveré a ver?
Prepárate para los tubos.
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