¡Nictálope! La sangre gotea sobre el papel. Todo lo que quise decir es desapercibido para otros, como un franco escondido en el techo, apuntando a su víctima.
Vuelve a los sueños inconfundibles, amansado en la espera del sexo, que como una X te rechaza. Vuelve a la espera del sueño inconfundible y la meditación rumbo abajo, hacia el centro del universo. El silencio dice pronto que el centro es aquí, ahora, porque todo se aleja de él y es desconcentrado. El equilibrio que se trata de romper es.. impropio.. de ser un esfuerzo realizable por la mente humana sin droga.
La explosión vuelve a su inicio.. en teoría. Pero lo devastado es irreparable en la reunión implosiva. La mera frecuencia de su irradiar es un insulto a la conciencia, un haz de recuerdos de dolor cruel e implacable. Un universo sin misericordia que ostenta la (posibilidad) de un dios palatino.
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