jueves, 22 de abril de 2010

96. ~Entonces?

Entonces miles de serpientes aladas iban y venían en un enjambre escandaloso. Vivían en un panal negro que babeaba una miel negra y dulzona que a todos enviciaba. Las serpientes se comían a los visitantes y usurpadores y producto de sus heces era la rica miel que a todos gustaba. Y a todas.
Si un hombre la probaba se volvía más amoroso que Jesús y se dejaba devorar por las serpientes, embelesado del venenoso platonismo.
Si una mujer la probaba le entraba una furia tal que se comía algunas serpientes con la vagina y luego buscaba asilo político en Lesbos.

Cuando San Pedro, tras catalogar a un sinnúmero de pobresdiablos, se decidió a ir a visitar el famoso panal, se hizo compañía de la Virgen y ambos se intencionaron de destruirlo y acabar con el negro.
La Virgen era demasiado autosuficiente como para tentarse de miel, y S. P. era diabético, así que la empresa tuvo cierto éxito, y las serpientes se dispersaron. El panal fue roto, y de la negra miel nacieron por descomposición toda clase de doctores y matasanos – uno por cada serpiente (que no eran pocas).

Y los doctores fornicaron y tuvieron hijos, y desgracia de ellos aquí es la tierra de los secuestrados, las casas de re-pozo y las lagunas artificiales de olvido. Y todos buscando sus serpientes aladas y adoptándolas de mascotas. Y del veneno que les extraían hacían sus drogas para vender y curar, y maldecir y conjurar, y hacer volar o delirar: según las serpientes y sus colores.

Las serpientes rosadas producían euforia, leves mareos, y garantizaban el poder de la telekinesis por algunos minutos. Además era afrodisíaco el efecto. Las serpientes verdes provocaban un sopor terrible, baja de presión y visión borrosa. Si era usada en niños mayores de 11 años provocaba además una pérdida del apetito y del sentido del tacto.
Las serpientes amarillas provocaban una fiebre inmediata, la cual, según la dosis, podía llegar a ser mortal, y con su uso crónico, provocaba la hepatitis. En el delirio de la fiebre era muy común visionar el panal y tener la sensación de probar la miel perdida.
Las serpientes azules provocaban ampollas en la piel y mucosas, cálculos renales y en ocasiones muy raras derrames cerebrales, pero siempre precedidos por una racha súbita de alegría contagiante. Este veneno era particularmente reconocible porque al ser administrado ejercía una ligera coloración azul en la piel, que duraba algunas horas.
Las serpientes negras provocaban convulsiones y orgasmos incesantes: el convulsionante espumaba y se mordía la lengua. Los esfínteres anales y urinarios quedaban flojos, y los ojos se desorbitaban.
Las serpientes moradas te hacían hablar en otros lenguajes inentendibles. La recuperación de este veneno era particularmente difícil por la angustia provocada en la víctima de éste veneno, pues ésta ansiaba traducir su mensaje a los lenguajes entendibles pero pronto se veía bloqueada por serias dificultades gramaticales. Entonces se caía en un estado depresivo o ya en un delirio esquizotípico.
Las serpientes rojas provocaban el movimiento involuntario de los ojos y eran selectivas del sexo. En hombres provocaba una eyaculación instantánea seguida de ardor y en las mujeres provocaba una fiebre delirante que sólo se curaba con el veneno de las serpientes amarillas.

Era muy común de los médicos cortarles las alas a sus serpientes, pero esto resultaba pronto en una menor cantidad de veneno producida y de menor eficacia. Y con toda esa basura y sus combinaciones de efectos retorcidos, curaban a los sapientes de su sapiencia, a los ciegos de su ceguera, y así.

La industria farmacéutica tenía criaderos para estas serpientes, y las hacían crecer como pollos, esto es, numéricamente, porque las serpientes eran más exquisitas y no se dignaban en segregar veneno si no eran tratadas con mucha diligencia, y siguiendo al pie de la letra algunas indicaciones como:

-hacerles cosquillas y decirles “te amo” antes de ofrecerles el frasco para segregar.
-rascarles la colita a las 5 pm., todos los días.
-fornicar con ellas y para ellas (para esto las tenían en unos vitrales especiales con espejos).
-ofrendarles bebitos abortados con cada cambio de estación.
-etc.

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