No veo mi sangre como antes. No se está derramando como lo hacía antes. Parece que reducimos nuestra vida a un tópico. Quizá esto no es cierto. La vida es más grande aún. Y más grave. Y así me mortifica, sin sentido, ni “salud” – y fíjense con qué odio les hablo de la “salud” y no de la excelente salud, que buscamos mantener a toda costa. No, yo no te abandonaré, mi amor, no, jamás, etc.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario